Quizás
nunca te vuelva a ver. Quizás nunca vuelva a sentir tus besos recorriendo mi
espalda. Quizás tus ojos no me miren como siento que ahora lo hacen.
Quizás
nunca recorra ese camino hacia las nubes, hacia el lugar donde sientes que
vuelas. Quizás nunca me tire al vacío para sentirme viva. Quizás nunca me equivoque
hasta hundirme. Quizás la suerte no me permita aceptar.
Quizás
no escuche la dulce melodía de un piano, ni sienta el ritmo creado por un
bailarín de claqué, quizá no pueda volar junto a los pájaros, ni dormir en los
árboles.
Quizás
nunca tenga miedo, ni me sienta sola. Quizás en algún lugar unos brazos me
sostengan mientras caigo, y me arropen cando todo este frío y vacío.
Quizás
el arte decida darme la mano y llevarme consigo, quizás no; o quizás se presente
a ratos en mi ventana con la forma de un hada que me lleve volando a otros
mundos donde el horizonte este bañado de luciérnagas que brillen señalando el
camino a los caminantes perdidos.
Quizás
me guie por una bandera. Quizás las palabras libertad y justicia sean parte de
mí. Quizás viva aventuras. Quizás camine entre espesos bosques huyendo de animales
salvajes. O quizás decida explorar el fondo de los mares en busca de hermosas
sirenas devora hombres.
Quizás
debería ser algo más real…
Imagino
una gran casa. Un gran jardín. Una gran piscina. Perros y gatos corriendo por
todas partes. Y tú… Tú siendo mi
compañero, alguien cercano, alguien real, alguien a quien amar para siempre…Tus
ojos reflejarán lealtad, tus manos
servirán de apoyo en los malos momentos y tú serás uno de los pilares de mi
vida. El otro será el escenario. Los focos. El público, los aplausos. Seré yo
interpretando a personajes ficticios. Y conseguiré que parezcan reales. Y que
la gente los ame. Y los sientan…
Seré
capaz de correr maratones, de ayudar a personas enfermas, de mantener unida a
mi familia. Y reiré a carcajadas siempre que pueda y lloraré cuando me haga
falta. Y no me avergonzaré de lo que soy. Y sonreiré al espejo por las mañanas
orgullosa de lo que he conseguido. Y…
La
alarma del despertador me impide seguir soñando. Otro día. Desearía volver a mi
subconsciente. Pero no puedo, no debo. Quizás sea el momento de enfrentarme a
la vida. El momento de salir de esta cama para no desear volver a soñar, sino
vivir esos sueños. Pero es tan difícil,
nadie me garantiza que merecerá la pena. Nadie me garantiza que no me hundiré.
Nadie me garantiza que no voy a perder.
Pero
reacciona, porque la sensación que ha tenido en el sueño la necesita en su
vida. Necesita ser alguien. Aunque sea paso a paso… Sin atajos… Sólo caminando
por ese camino hacia las nubes, para tirarse al vacío sin seguro.
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