sábado, 4 de enero de 2020

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Quizás nunca te vuelva a ver. Quizás nunca vuelva a sentir tus besos recorriendo mi espalda. Quizás tus ojos no me miren como siento que ahora lo hacen.
Quizás nunca recorra ese camino hacia las nubes, hacia el lugar donde sientes que vuelas. Quizás nunca me tire al vacío para sentirme viva. Quizás nunca me equivoque hasta hundirme. Quizás la suerte no me permita aceptar.
Quizás no escuche la dulce melodía de un piano, ni sienta el ritmo creado por un bailarín de claqué, quizá no pueda volar junto a los pájaros, ni dormir en los árboles.
Quizás nunca tenga miedo, ni me sienta sola. Quizás en algún lugar unos brazos me sostengan mientras caigo, y me arropen cando todo este frío y vacío.
Quizás el arte decida darme la mano y llevarme consigo, quizás no; o quizás se presente a ratos en mi ventana con la forma de un hada que me lleve volando a otros mundos donde el horizonte este bañado de luciérnagas que brillen señalando el camino a los caminantes perdidos.
Quizás me guie por una bandera. Quizás las palabras libertad y justicia sean parte de mí. Quizás viva aventuras. Quizás camine entre espesos bosques huyendo de animales salvajes. O quizás decida explorar el fondo de los mares en busca de hermosas sirenas devora hombres.
Quizás debería ser algo más real…

Imagino una gran casa. Un gran jardín. Una gran piscina. Perros y gatos corriendo por todas partes. Y tú…  Tú siendo mi compañero, alguien cercano, alguien real, alguien a quien amar para siempre…Tus ojos reflejarán  lealtad, tus manos servirán de apoyo en los malos momentos y tú serás uno de los pilares de mi vida. El otro será el escenario. Los focos. El público, los aplausos. Seré yo interpretando a personajes ficticios. Y conseguiré que parezcan reales. Y que la gente los ame. Y los sientan…
Seré capaz de correr maratones, de ayudar a personas enfermas, de mantener unida a mi familia. Y reiré a carcajadas siempre que pueda y lloraré cuando me haga falta. Y no me avergonzaré de lo que soy. Y sonreiré al espejo por las mañanas orgullosa de lo que he conseguido. Y…

La alarma del despertador me impide seguir soñando. Otro día. Desearía volver a mi subconsciente. Pero no puedo, no debo. Quizás sea el momento de enfrentarme a la vida. El momento de salir de esta cama para no desear volver a soñar, sino vivir esos sueños.  Pero es tan difícil, nadie me garantiza que merecerá la pena. Nadie me garantiza que no me hundiré. Nadie me garantiza que no voy a perder.

Pero reacciona, porque la sensación que ha tenido en el sueño la necesita en su vida. Necesita ser alguien. Aunque sea paso a paso… Sin atajos… Sólo caminando por ese camino hacia las nubes, para tirarse al vacío sin seguro.


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