domingo, 6 de octubre de 2013

40...

En la vida todos estamos prácticamente seguros de lo qué somos, de lo qué haríamos en cada situación, de cómo reaccionaríamos ante un problema. Pero tras muchas situaciones dolorosas las cosas cambian. Pero es un proceso lento. De repente un día, te miras al espejo y preguntas ¿cómo he llegado hasta aquí? Y miras atrás y no sabes cuándo ni cómo empezó todo. Sólo empezó. Y ahora no sabes como volver a tu antigua vida. Una vida en la que todo era más fácil, en la que no fingías sonrisas; esa vida por la que no parabas de quejarte y ahora te das cuenta de que era lo mejor que podías haber tenido. Sólo los recuerdos te mantienen con fuerza. Pero son sólo eso, nunca volverán esos momentos de felicidad. Piensas en el futuro. Sólo ves incertidumbre. ¿Dónde quedaron tus sueños? A lo mejor crecer los ha borrado para siempre. Te aferras a ellos haciendo incontables planes, pero se escapan poco a poco, dejando sólo un rastro de lo que pudo ser.
Ya no tienes una razón por la que levantarte sonriendo por las mañanas.A cada paso que das hacia delante retrocedes cuatro o cinco. Se te hace duro ver cómo la gente supera sus miedos, consigue sus metas. Y tú sigues ahí anclado en un mar de dudas, de inseguridad, de dolor. Esperas que algo o alguien te tienda una mano, pero cuando lo hacen vuelve el miedo. Miedo a luchar y perder de nuevo. Mientras, sigues observando cómo el mundo sigue su curso, tú intentas que no se vaya sin ti, pero a lo mejor es tarde. Quizás perdiste tu último tren sin saberlo, y ahora sólo te queda caminar viviendo al día, sin pensar, vienco como el resto coge sus trenes. O quizás, si corres lo alcances...