miércoles, 10 de octubre de 2012

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Lloraba por las esquinas mientras seguía mostrando su enorme sonrisa al mundo como si fuera la persona más feliz del mundo. Odiaba su vida, su forma de ser. Luchaba por cambiar y no sabía cómo. Quería salir, huir de aquella situación, nada le salía bien y no podía evitar sentirse desplazado de todo. Sus amigos habían cambiado, o eso le parecía. Su casa era como un infierno donde no podía ser él mismo. Sólo podía ser él cuando escribía, cuando soñaba, cuando decidía caminar sólo buscando una respuesta.
Si su vida no era lo mejor del mundo, y obviamente no era feliz. Pero todavía guardaba una esperanza de que las cosas cambiaran, de que en algún momento de su vida pudiera cambiar su forma de ser, su forma de ver el mundo. Quizá adaptarse a la sociedad, quizá que la sociedad se adaptara a él.Pero en conclusión, encajar en algún momento en algún lugar. Nunca sería lo mismo pero siempre le quedarían los sueños para ser feliz.